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  • Reynaldo Soza Martínez

¿Con poco se puede ser feliz?


Redactor: Reynaldo Soza

Editora: Anel Ochoa


El sábado en la mañana fui al mercado, no lo hacía desde antes del inicio de la pandemia en Perú, y me trajo recuerdos agradables de ocurrencias para promocionar productos. Extrañaba que me llamen “caserito” o me pregunten “joven, ¿cuánto va a llevar?” cuando solo estaba esperando a mi mamá con los bultos. Pude observar cómo la gente saludaba, trabajaba y desayunaba a escondidas entre colegas de lo más contenta, como si nada de lo que pasase en el país pesara más que despachar a un cliente o terminar un gran vaso de jugo de papaya. Entonces, me puse a pensar que nuestra felicidad no necesariamente depende de un funcionario público o alguna política económica eficiente, tampoco de cuánto dinero podamos o no generar en 8 horas.Sino de lo bien y alegre que la podamos pasar a lo largo del día en nuestras cotidianas vidas con nuestros propios problemas.


Por mucho tiempo se ha intentado medir la felicidad, la variable más usada es el PBI per cápita complementada con variables de apoyo para la precisión del estudio. En este contexto, todos los países latinoamericanos estamos rezagados si nos comparamos con países desarrollados como los europeos: España, Francia, Italia, etc. Sin embargo, ¿en realidad todos estos países registran niveles de felicidad mayores a los de Latinoamérica? Si vemos el artículo de Conci (2017), observaremos el gráfico de “World Happiness Report” que relaciona el PBI per cápita y la felicidad y, como no era de esperarse, países como Brasil, Argentina, México son más felices que Italia o Francia. ¿Qué está pasando en estos países? Países con crisis políticas, económicas y sociales a más no poder tienen vidas más felices que aquellos que supuestamente son nuestros modelos a seguir.


Sin duda alguna, el ingreso es un componente importante para la felicidad, el dinero es esencial para casi todas las cosas que desees hacer, pero si un trabajador con ingresos medios tiene las condiciones suficientes para considerarse feliz, no veo por qué debe hacerlo. Y esto se debe a que la felicidad no se puede medir solo por cuánto recibes de sueldo (Poveda, 2015), ya que estarías omitiendo muchos factores sociales que también influyen y darían a entender que la cultura latinoamericana y europea solo se diferencian por el PBI per cápita, cuando es evidente que no es así.


Las relaciones sociales que se desarrollan en los países latinoamericanos son muy diferentes a las que se observan en otras regiones del mundo (Naciones Unidas, 2018). Entonces, ¿estas juegan un papel importante en nuestra felicidad?, nosotros le damos muchísima importancia a nutrir nuestras relaciones personales, dedicamos gran parte de nuestro tiempo a fortalecer nuestros lazos amicales y familiares, lo cual impacta positivamente en la satisfacción familiar, amical y como resultado en la felicidad. Tal y como lo señala Rojas (2018), la cultura latinoamericana está orientada hacia las relaciones humanas. Asimismo, los lectores de este artículo pueden confirmar que existe una noción más fuerte de familia y lo avala la estadística. Por ejemplo, más porcentaje de latinos viven con sus padres a pesar de ser adultos en comparación con países europeos o anglosajones, también los latinos priorizan más el cuidado de niños por parte de la familia misma, tienen como objetivo enorgullecer a sus padres en mayor medida, guardan contacto más frecuente con la familia extendida y amigos, etc. En pocas palabras, como Rojas (2018) justifica en su investigación, tenemos una alta satisfacción familiar que se ha vuelto la variable más relevante para explicar nuestra felicidad.


Por otro lado, no es correcto pensar que los latinoamericanos no tienen en cuenta los problemas sociales o políticos que puedan estar enfrentando, estos restan a nuestra felicidad indudablemente. Por ejemplo, ver que día tras día funcionarios públicos renuncian nos hace sentir preocupados, angustiados, todo menos felices o alegres; sin embargo, este efecto negativo no es capaz de eliminar todo lo que significa para nosotros la calidez familiar y otras relaciones sociales (Rojas, 2018). Es fascinante cómo a pesar de ser países con ingresos medios con múltiples crisis políticas, inestabilidad económica, revueltas sociales, entre otras circunstancias, mantengamos una sonrisa en la cara y afrontemos el día a día, o tal vez somos la sociedad más resignada del mundo.


Un punto adicional que me gustaría cubrir es la importancia de las políticas públicas y económicas, pues si lográsemos abordar y darles solución a los diversos problemas sociopolíticos que afrontamos, nuestra felicidad aumentaría aún más (Conci, 2017). Sin embargo, soy consciente de lo complejo que es el contexto en el que vivimos, además que la situación política de los países es muy delicada; por ende, solo nos queda esperar y superar estos inconvenientes como lo hemos venido haciendo a lo largo de nuestra historia como lo mencione previamente.


Finalmente, ¿el latino es más feliz de lo que debería? Es una pregunta muy subjetiva para poder ser respondida, si le damos un vistazo a nuestra historia, no la hemos pasado tan bien, incluso en el presente las cosas no pintan de color de rosa. Hemos vivido el terrorismo, la corrupción, la delincuencia en las calles y más. Así que considero que todo nuestro pasado es el culpable de nuestra situación. Han habido épocas de abundancia, épocas de vacas flacas, épocas de alegría, épocas de tristeza, pero mantenemos una identidad propia como latinoamericanos la cual nos identifica y caracteriza en particular.


Tras lo expuesto podemos concluir que los latinoamericanos ven el mundo de manera diferente a la de otras regiones. Nuestra felicidad no se puede medir solamente por nuestros ingresos anuales; las relaciones familiares son el motor principal de nuestra felicidad y son tan fuertes que los efectos negativos de crisis políticas o sociales solo la disminuye, más no la elimina. La cultura latinoamericana es muy diversa, tenemos similitudes y diferencias entre países de la región. No obstante, sabemos que la familia es lo primero, por eso es nuestra fuente de energía día tras día y es algo muy preciado que no todas las culturas poseen; por ende, hay que valorar nuestra situación y agradecer todo lo bueno que tengamos sonriéndole a la vida.






Referencias

Conci, P. (2017). ¿Por qué los latinoamericanos son más felices de lo que sugiere su PIB?. Recuperado de https://blogs.iadb.org/ideas-que-cuentan/es/por-que-los-latinoamericanos-son-mas-felices-de-lo-que-sugiere-su-pib-2/


Naciones Unidas. (2018). ¿Cuál es el secreto de la felicidad de los latinoamericanos? Recuperado de https://news.un.org/es/story/2018/03/1429422


Poveda, Ó.M. (2015). Felicidad en América Latina; algunos determinantes socioeconómicos. Revista de Antropología y Sociología: Virajes, 17 (1), 253-273. https://revistasojs.ucaldas.edu.co/index.php/virajes/article/view/1363


Rojas, M. (2018). Happiness in Latin America Has Social Foundations. En J. F. Helliwell & R. Layard & J. D. Sachs (Eds), World Happiness Report 2018 (pp. 114-145). Sustainable Development Solutions Network.


Universidad San Ignacio de Loyola (2019). Kusikuy, la felicidad de los peruanos. Fondo Editorial USIL. https://asep.pe/wp-content/uploads/2019/04/Kusikuy-la-felicidad-de-los-peruanos-SECURED.pdf


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