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  • Carmilio Mendoza Viera

Los eternos dilemas de la izquierda peruana

"La profunda polarización política en el Perú ha derivado en una de las elecciones presidenciales más inesperadas de nuestra memoria democrática, donde finalmente Pedro Castillo recibió a un país fragmentado pero expectante. Sin embargo, la coalición izquierdista que lo llevó al sillón presidencial ha mostrado un progresivo deterioro en el manejo de una agenda común. En este sentido, este artículo evaluará por qué la retórica de la izquierda peruana ha conllevado una divergencia política que configura sus eternos dilemas."

“Si eres alguien quien cree que merece gobernar [y sobre todo tienes la creencia de que el sistema es injusto], entonces tendrás la motivación para atacar deliberadamente a las élites.”

Anne Applebaum


Redactado por: Carmilio Mendoza Viera

Editado por: Gino Saenz

Publicado por: Christian Carranza


El escenario político en el Perú se ha caracterizado recientemente por una marcada polarización, el cual ha derivado en una de las elecciones presidenciales más inesperadas de nuestra memoria democrática. Luego de acusaciones de fraude electoral y reticencias partidarias, finalmente se anunció como Presidente del Perú al profesor Pedro Castillo, quien recibió a un país fragmentado pero expectante. Sin embargo, la coalición izquierdista que lo llevó al sillón presidencial ha mostrado un progresivo deterioro en el manejo de una agenda común. En este sentido, resulta pertinente entender cómo estos partidos han perdido sintonía a menos de un año de la transición de gobierno. En particular, este artículo evaluará por qué la retórica de la izquierda peruana orientada hacia sectores populares marginalizados ha conllevado una divergencia política que configura sus eternos dilemas.


Entre dos polos políticos


Existe una división ideológica y geográfica entre dos corrientes dentro de los propios partidos de izquierda que genera fricciones y desencuentros muy predominantes: la izquierda rural versus la urbana. De modo general, la izquierda urbana abarca la vertiente ideológica consolidada en las zonas costeras y de clase media alta, mientras que la izquierda rural agrupa a los movimientos de origen provinciano de la sierra y selva de clase baja. Por un lado, la corriente urbana ha experimentado una transición “desde el vanguardismo revolucionario al elitismo ilustrado”, asumido con bajo respaldo popular y una ideología poco representativa (Vásquez, 2021). Por otro lado, la corriente rural maneja una agenda local y regional que se centra en las organizaciones sindicales y agrupaciones ambientalistas.


En medio de este desacuerdo de intereses políticos, la vertiente rural ha agrupado una mayor proporción de votantes mientras que la vertiente urbana ha fracasado en consolidar un respaldo popular masivo debido a “inconsistencias de las ideologías de origen urbano frente a las realidades regionales, una característica que persiste en el tiempo” (Vásquez, 2021). De esta manera, no resulta sorprendente que la coalición entre Perú Libre (rural) y Juntos por el Perú-Frente Amplio (urbano) haya fracasado en mantener objetivos comunes.


Una visión obsoleta del Estado


Las políticas de los partidos de izquierda carecen de una visión estatal viable. Su visión de Estado implica aumentar el tamaño de las instituciones públicas y reducir la libertad económica. No obstante, esta perspectiva se vincula con el Estado de bienestar promovido en la década de los ochenta, el cual fracasó monumentalmente en Latinoamérica y conllevó una ola de liberalización del mercado y la reducción del Estado a nivel global. La experiencia peruana de un Estado más grande derivó en una sistemática corrupción institucional, desvío de fondos del tesoro público, salida de flujos de inversión privada, caída de la inversión pública de calidad, mayor déficit fiscal externo e interno, quiebre de empresas estatales y menor productividad y competencia agregada (Quiñones, 2012).


En su lugar, actualmente se ha priorizado la efectividad institucional del Estado para asegurar la provisión de servicios públicos, pues se reconoce que “la fuerza de las instituciones estatales es, en términos generales, más importante que su alcance” (Fukuyama, 2004, p.39). Empero, este planteamiento resulta disímil frente a la fundación marxista de la ideología de los partidos de izquierda que posiciona al Estado en el centro de la vida socioeconómica porque se considera que “el modo de producción en la vida material determina el carácter general de los procesos de la vida social, política y espiritual” (Macionis & Plummer, 2011).


Es decir, se asume que la actividad estatal configura todos los matices de la sociedad y, por tanto, debe abarcar todos los ámbitos económicos e institucionales, como sucede con el Partido Comunista en China. No obstante, la experiencia histórica moderna ha mostrado que el progreso socioeconómico se desprende de un balance entre la libertad social y el poder del Estado en lugar de una superposición de una sobre la otra (Acemoglu y Robinson, 2019). La izquierda peruana aún no deslumbra este “estrecho corredor” que conduce al bienestar social.


Entre la democracia y el autoritarismo


La lucha de la izquierda por construir un gobierno democrático del y para el pueblo se ha realizado, precisamente, a través de prácticas antidemocráticas. Históricamente, los partidos de la izquierda en el Perú han mantenido una retórica dirigida a los grupos sociales marginados desde la fundación del APRA (1924) y el Partido Socialista de Mariátegui (1928). En específico, estos partidos surgieron inevitablemente en un contexto nacional marcado por fuertes contrastes y necesidades políticas en el acceso a derechos humanos, votación, descentralización y acceso a educación por parte de grupos sociales y comunidades indígenas oprimidas durante el periodo colonial y republicano.


No obstante, la participación de estos grupos en la arena política resultó en actuaciones muy controversiales, como el involucramiento del APRA en el asesinato del presidente Luis Miguel Sánchez Cerro en 1933. En este sentido, si bien la izquierda temprana en el Perú surgió como consecuencia de la enorme brecha política entre las clases sociales, su lucha armada por la reivindicación atentó contra el orden institucional. Así, la agenda política de igualdad social y representatividad de los primeros partidos de izquierda en el Perú colisionó con los principios democráticos acercándose peligrosamente a prácticas autoritarias de inspiración marxista, leninista y maoísta (CVR, 2004).


Una débil legitimidad política


Por último, la izquierda peruana ha sufrido desviaciones e inconsistencias en su accionar político y no ha asumido responsabilidad ni congruencia política para preservar su legitimidad. Por ejemplo, en la dictadura militar del General Juan Velasco Alvarado, se implementaron medidas de inspiración izquierdista, como la redistribución de la propiedad de la tierra, la expropiación de empresas extranjeras, la intervención estatal en los medios de comunicación y la reivindicación de la clase obrera e indígena, pero en la Asamblea Constituyente de 1978, la izquierda se dividió y “no solo subvaloró los logros democráticos aun en medio de la prisa y oportunismo con que fue aprobada, sino que también la consideró antidemocrática y reaccionaria” a pesar de promoverla (CVR, 2004).

Actualmente, la retórica política de la izquierda solo destaca ciertos logros políticos, como la democratización del voto y la construcción de una identidad nacional del régimen de Velasco, pero suprime notablemente el desastre de la reforma agraria, el vínculo guerrillero-terrorista, el exilio de la oposición política, la limitación del pluralismo político y el crítico deterioro macroeconómico. En particular, en el documental de “La Revolución y la Tierra” de 2019, por ejemplo, se exhibe en la gran pantalla el progreso social de la dictadura de Velasco y la reconfiguración de las clases sociales marginalizadas, pero se oculta convenientemente el retraso socioeconómico de este periodo que afectó , precisamente, a estos sectores vulnerables.


Se observa que la izquierda de esta época “efectuó la mudanza [hacia la democracia] sin haber liquidado cuentas con su herencia ideológica; de allí las ambigüedades y contradicciones con las cuales se mueven en este terreno” (CVR, 2004, p. 180). Así, en los noventa, la izquierda fue incapaz de construir un proyecto homogéneo y promover la democracia, debido a ciertas posturas ideológicas radicales y el caudillismo entre sus facciones. Después de la caída del régimen autoritario de Fujimori, quien también ascendió al poder con el respaldo de la izquierda peruana como Castillo, su remanente político afrontó el nuevo milenio con débiles aparatos partidarios y débil respaldo de los sectores populares debido a su asociación con el terrorismo (Partido Comunista Peruano-Sendero Luminoso y MRTA).


Conclusiones


La izquierda en el Perú ha afrontado un proceso histórico vinculado a los sectores sociales marginalizados y un camino político incongruente que ha configurado ciertos dilemas en su visión ideológica. Primero, la presencia de dos vertientes que agrupan diferentes intereses políticos ha derivado en conflictos y desencuentros internos. Segundo, se desconoce la visión política moderna que respalda una mayor fuerza (efectividad) en lugar de mayor alcance (tamaño) del Estado. Tercero, su agenda de igualdad y representatividad dentro del marco de la democracia ha colisionado con sus prácticas de inspiración marxista, leninista o maoísta que colindan peligrosamente con el autoritarismo. Por último, su participación política ha carecido de responsabilidad, congruencia y subsanación de errores, lo cual le ha restado legitimidad. Así, estos eternos dilemas explican la progresiva desintegración de la alianza política entre los partidos de izquierda del gobierno y la creciente polarización actual.


Referencias


Acemoglu, D., & Robinson, J. (2019). The narrow corridor: How nations struggle for liberty. Penguin Publishers.


Applebum, A. (2018). A warning from Europe: the worst is yet to come. The Atlantic. https://www.theatlantic.com/magazine/archive/2018/10/poland-polarization/568324/

Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). (2004). La Izquierda Peruana. CVR: Lima. http://www.derechos.org/nizkor/peru/libros/cv/iii/24.html


Fukuyama, F. (2004). La construcción del Estado, hacia el nuevo orden en el siglo XXI. Ediciones B: Barcelona.


Macionis, L., & Plummer, K. (2011). Sociedad. Sociología. (pp. 84-114). (4.aed.). Pearson: Madrid.


Quiñones, M. (2012). Actividad empresarial del Estado, competencia desleal y Servicios Públicos. Revista de Derecho Administrativo, 0(12), 65–73.


Vásquez, Y. (2021). Las izquierdas y Pedro Castillo. ¿Qué posibilidad hay de mantener la unidad? En IEP (ed.), El profe: cómo Pedro Castillo se convirtió en presidente del Perú y qué pasará a continuación. IEP: Lima.

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